viernes, 15 de marzo de 2013

LA DROGA ME ESTA ATRAPANDO (CONTINUACIÓN).


Fernando Reyes Crespo

Un día cualquiera, como siempre, reunidos en el salón bebiendo y tomando cualquier tipo de droga. A la parejita les han dicho que, como ya llevan tiempo, les van a presentar a las personas que viene a verlos una vez al mes, pues ellos quieren conocerlos, ya que los consideran del “Gran Grupo” (como dicen llamarse). Ellos encantados, todo va tan rápido, de una manera tan arriesgada que les gusta, tienen todo lo que desean: droga, dinero, armas y gente que les defienden, les respetan y ya son miembros de una banda con renombre. Hacen trabajos para ellos, pero es su parte en la banda y lo aceptan, lo que si les han dicho es que si algún día los coge la poli, chitón (silencio) y en la cárcel también se les cuidará, lo contrario, que no se le pasase por la cabeza. Se lo recordaban de vez en cuando: Ley del silencio, por encima de todo, pues todos tienen familias y seres queridos fuera y de ellos dependen que vivan o no vivan, así como su vida en la cárcel. Era un recordatorio que el más veterano repetía constantemente a todos, con una seriedad y una mirada que trasmitía frio y miedo, lo decía SIN TITUBEAR, PARA QUE LE ENTENDIESEN BIEN.
El día en el que llegaron las personas, que cada mes les visitaban, a la pareja les metieron en un cuarto y les dijeron que hasta que no les avisaran no saliesen. En la habitación estaban nerviosos, oían voces tanto de hombres como de mujeres, unos hablaban sudamericano y otros castellano, pero no lograban entender que decían, pobrecillos, no sabían el paso que iban a dar, estaban cegados por ese tipo de vida, donde nadie les tosía, todas las puertas abiertas, eran los “putos amos” y tenían droga, droga en todo momento, y sexo cuando quisieran y con quien quisieran. De sus antiguas personalidades ya iba quedando tan poco, así como de su físico, pero ellos no eran conscientes. Al rato les llamaron y pasaron al salón, se encontraron con seis individuos ya maduros, cuatro hombres y dos mujeres, que con una sonrisa en la cara les abrazaron y les acogieron como si les conociesen de toda la vida y según les abrazaban les decían: bienvenidos al grupo, sois unos privilegiados, vuestros compañeros nos han dicho que sois de fiar y nosotros nos fiamos de su palabra, enhorabuena, ya estáis dentro, ya iréis conociendo a mas componentes poco a poco. Uno de ellos dijo: aquí la confianza se gana y quien nos traiciona no vive para contarlo, ¿queda claro? y los dos, entre estupor, nervios y respeto, asintieron. Entonces pasaron a lo que les traía, recogían el dinero de la recaudación de la droga que les correspondía, echando cuentas: tantos gramos, tanto dinero, tantas pastillas, tanto dinero. Las cuentas claras y si no, lo tenían que poner de sus bolsillos los chavales. Se tomaron unas rayas, se bebieron unas cervezas y unos cubatas y terminaron las cuentas, por lo visto todo estaba ok, charlaron de detalles, si tenían algún problema con algún distribuidor, ellos oyeron lo que les comentaron, que si uno se metía más de lo que vendía, y los visitantes dijeron que se encargarían, que ya no distribuiría nada más en su vida, la pareja se sobresaltó porque resulta, que de quien hablaban era amigo de ellos desde el instituto, en ese momento callaron, pasado un buen rato ya más distendidos, con el alcohol en el cuerpo y la coca haciendo efecto, les contaron, siempre con prudencia, que pertenecían a una banda muy grande en España y Portugal, con ramificaciones en Sudamérica, que ellos eran unos entre muchos y no conocían a quienes dirigían todo esto, también les mostraron que iban armados lo cual asusto a la parejita y, en ese momento, uno de sus amigos de la panda levantó un ladrillo del suelo y les enseño que ellos también tenían armas para casos extremos y puntuales. Llevaban un año con ellos y no se habían enterado de nada, se miraron el uno al otro y un sudor helado recorrió sus cuerpos: esto era más grande de lo que pensaban, pero ya no podían dar un paso atrás, por ellos y por su familia.
”ESTABAN ATRAPADOS”, después de una pequeña conversación más, sacaron una bolsa con la mercancía que tenían que distribuir a los lugares y personas asignadas, y quedaron en que volverían el mes que viene y, si tenían algún problema, ya sabían a quién acudir.
Mientras, los padres esperando el día que les llame la guardia civil para darles a conocer que estaban detenidos y se había realizado la operación que llevan preparando durante 3 años y, que en estos meses, se llevara a cabo. La madre está tratada por una depresión tremenda, se pasa días enteros en cama y el padre continua con su prepotencia, con que él sabe más del tema y que, cuando detengan a su hija, él la va a sacar de la droga, no se da cuenta que es un médico de familia y que por activa y por pasiva, le han dicho que hay gente especializada, que necesitaran estar fuertes, porque tal y como están ahora, no podrían ayudar sino hacer más daño.
La parejita continua con sus viajes, llevando droga de aquí para allá, siempre puestos, sin saber que estaban siendo seguidos desde hace meses .Una tarde todos reunidos en el piso, golpearon en la puerta con gran contundencia y, en cuestión de segundos, la reventaron al grito de: “ guardia civil, todo el mundo al suelo”, en segundos el piso se llenó de guardias civiles uniformados y armados hasta los dientes, reteniendo en el suelo a todos, esposándolos, mostrándoles la orden del juez para poder registrar la casa. Les habían pillado con un montón de mierda, dinero y hasta descubrieron el zulo con las armas. Al mismo tiempo, en otros lugares de España, Portugal y Perú, también se procedía ….
Comenzaba una larga pesadilla muy cruel y dura para nuestra parejita y sus padres, ahora sí que comenzaba un verdadero infierno.........
Pero esto será tema de otro capitulo.

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