miércoles, 9 de julio de 2014

EL ADICTO MANIPULA INFUNDE MIEDO O TEMOR, NIEGA O NO HABLA DE SU ADICCIÓN.

El adicto: Niega, no habla de su adicción, es hostil, busca culpar, miente, es indiferente, inclusive a la aceptación, piensa que nadie lo quiere, desconfía de quienes lo estiman, se frustra con facilidad, manipula, tiene fuertes sentimientos de soledad, infunde miedo o temor, amenaza con suicidarse.

-La familia patológica: Niega el problema, le resta importancia, se angustia, se desorganiza, reina la confusión, tratan de cambiar al adicto/a, tiene violencia verbal, violencia física, no enfrentan el problema como de todos, se resisten a solicitar ayuda, el único enfermo es el adicto/a, le depositan la enfermedad.

-La familia que pide ayuda: Reconoce la enfermedad, pide ayuda, acepta que el problema es de todos, conoce que la dependencia es una enfermedad, busca una nueva manera de comunicación, reconoce sus propios sentimientos de miedo, la culpa, la vergüenza, el resentimiento, cada miembro de la familia reflexiona sobre su propia conducta, aprende a escuchar, no esta pendiente de la conducta del adicto, se informa sobre las drogas, pone límites al adicto/a, no le recrimina su intoxicación, no le miente, le dice que conoce de su problema, habla de la adicción, informa que esta es una enfermedad que puede recuperarse, que se esta dispuesto a ayudar.

-Las personas que son adictas o dependientes…
"Las personas que son adictas o dependientes a una o más sustancias psicoactivas sufren debido a su inmadurez, a causa de su eterno infante egoísta y demandante que llevan consigo".
El rasgo fundamental del adicto es la inmadurez, habiéndose quedado detenido en una etapa de su desarrollo, y no queriendo crecer.
El adicto/a deja en el camino posibilidades y logros, porque es caprichoso, banal, desagradecido, pide aceptación, se enoja, se ofende, culpabiliza a los otros, teme al futuro, es obsesivo, intolerante, anárquico, actúa sus emociones sin pensar, es celoso, posesivo, envidioso, negador, tira sus experiencias por la borda, no tiene proyectos, es cruel y dependiente.
Todas estas características y las antes descriptas, son emociones que no se corresponden con la edad que tienen, haciéndoles conducirse como niños/as sin ya serlo.
Si bien en todo adulto existe un niño, en el adicto/a con las sustancias psicoactivas, la parte madura se debilita y la parte infantil invade toda su personalidad, involucionando cada vez más, lo único que crece es el abuso o la dependencia al alcohol o a las drogas.

- La familia como modelo de prevención primaria y transformación
La familia como modelo de prevención primaria y transformación promueve al individuo en su crecimiento, lo cuida, lo protege, le pone limites, estimula sus condiciones innatas, fomenta actividades de independencia, orienta al adolescente a formas creativas de usar su tiempo, no se burla de sus ideas, lo escucha y le presta atención, respeta su espacio, se ubica como padre y madre y no sus amigos, no compite, conoce a sus pares y amigos, establece un diálogo franco, es coherente con lo se que dice y se hace, alienta sus iniciativas, muestra un modelo sano de identificación, no evita temas tabúes, ayuda a aceptar los fracasos, valoriza los logros, fomenta lazos solidarios, enseña que confrontar no es pelear (para que no se guarde la ira), permite que se sienta el miedo y se exprese (para que no sea omnipotente), trasmite que los padres se equivocan (para que pueda equivocarse), se desenvuelve con roles flexibles (para que nadie sea depositario de la enfermedad), posibilita que la familia sea una red de sostén y de confiabilidad en donde cada miembro se desarrolle en su individualidad, discriminándose del otro y transformándose en un ser adulto (para que no quede atrapado en ella).

-La adicción al alcohol y a las drogas…
La adicción al alcohol y a las drogas debe ser visto como un problema que afecta no solo al que se intoxica con esas sustancias, sino como un conflicto de todo el grupo familiar al que pertenece el adicto/a, la rehabilitación de este/a último/a debe estar en estrecha relación con la de todos los miembros de la familia.
El que ya está atrapado en la adicción
La recuperación del adicto/a requiere de la colaboración interdisciplinaria. El tratamiento del individuo adicto a sustancias psicoactivas es compleja y requiere del apoyo e intervención de más de un profesional; maestros, terapeutas ocupacionales, psicólogos, psiquiatras, abogados (cuando el adicto/a delinque).
Los profesionales de la salud que se ocupan del adicto/a, lo hacen en instituciones que pueden ser de orden cerrado, con internación o comunidades muy severas de tipo militar.
Existen también comunidades de puertas abiertas en donde los profesionales tratan a los pacientes y luego vuelven a sus casas.
En aquellas instituciones que son privadas, los adictos/as pueden internarse por su propia voluntad o ser internados por sus familiares.
También está la iglesia católica apostólica romana (más antigua en el trabajo de las personas adictas), y las iglesias evangélicas se ocupan de la recuperación de adictos/as. la primera usa como metodología el trabajo, la oración, la meditación y el ayuno, y las cristianas; el trabajo y el estudio de la Biblia.
Existen también tratamientos ambulatorios en el que el paciente asume un compromiso con su terapeuta, luego pasan a talleres en centros de día que duran doce horas. .
También existe A.A (Alcohólicos Anónimos), con un programa de doce pasos y con reuniones diarias, una derivación de A.A es N.A (Narcóticos Anónimos), que también sigue el programa de los doce pasos y un padrinazgo, ejercido por un adicto/a recuperado con muchos años de abstinencia.-

Foto: EL ADICTO MANIPULA INFUNDE MIEDO O TEMOR, NIEGA O NO HABLA DE SU ADICCIÓN. 

El adicto: Niega, no habla de su adicción, es hostil, busca culpar, miente, es indiferente, inclusive a la aceptación, piensa que nadie lo quiere, desconfía de quienes lo estiman, se frustra con facilidad, manipula, tiene fuertes sentimientos de soledad, infunde miedo o temor, amenaza con suicidarse.

-La familia patológica: Niega el problema, le resta importancia, se angustia, se desorganiza, reina la confusión, tratan de cambiar al adicto/a, tiene violencia verbal, violencia física, no enfrentan el problema como de todos, se resisten a solicitar ayuda, el único enfermo es el adicto/a, le depositan la enfermedad.

-La familia que pide ayuda: Reconoce la enfermedad, pide ayuda, acepta que el problema es de todos, conoce que la dependencia es una enfermedad, busca una nueva manera de comunicación, reconoce sus propios sentimientos de miedo, la culpa, la vergüenza, el resentimiento, cada miembro de la familia reflexiona sobre su propia conducta, aprende a escuchar, no esta pendiente de la conducta del adicto, se informa sobre las drogas, pone límites al adicto/a, no le recrimina su intoxicación, no le miente, le dice que conoce de su problema, habla de la adicción, informa que esta es una enfermedad que puede recuperarse, que se esta dispuesto a ayudar.

-Las personas que son adictas o dependientes…
"Las personas que son adictas o dependientes a una o más sustancias psicoactivas sufren debido a su inmadurez, a causa de su eterno infante egoísta y demandante que llevan consigo".
El rasgo fundamental del adicto es la inmadurez, habiéndose quedado detenido en una etapa de su desarrollo, y no queriendo crecer.
El adicto/a deja en el camino posibilidades y logros, porque es caprichoso, banal, desagradecido, pide aceptación, se enoja, se ofende, culpabiliza a los otros, teme al futuro, es obsesivo, intolerante, anárquico, actúa sus emociones sin pensar, es celoso, posesivo, envidioso, negador, tira sus experiencias por la borda, no tiene proyectos, es cruel y dependiente.
Todas estas características y las antes descriptas, son emociones que no se corresponden con la edad que tienen, haciéndoles conducirse como niños/as sin ya serlo.
Si bien en todo adulto existe un niño, en el adicto/a con las sustancias psicoactivas, la parte madura se debilita y la parte infantil invade toda su personalidad, involucionando cada vez más, lo único que crece es el abuso o la dependencia al alcohol o a las drogas.

- La familia como modelo de prevención primaria y transformación
La familia como modelo de prevención primaria y transformación promueve al individuo en su crecimiento, lo cuida, lo protege, le pone limites, estimula sus condiciones innatas, fomenta actividades de independencia, orienta al adolescente a formas creativas de usar su tiempo, no se burla de sus ideas, lo escucha y le presta atención, respeta su espacio, se ubica como padre y madre y no sus amigos, no compite, conoce a sus pares y amigos, establece un diálogo franco, es coherente con lo se que dice y se hace, alienta sus iniciativas, muestra un modelo sano de identificación, no evita temas tabúes, ayuda a aceptar los fracasos, valoriza los logros, fomenta lazos solidarios, enseña que confrontar no es pelear (para que no se guarde la ira), permite que se sienta el miedo y se exprese (para que no sea omnipotente), trasmite que los padres se equivocan (para que pueda equivocarse), se desenvuelve con roles flexibles (para que nadie sea depositario de la enfermedad), posibilita que la familia sea una red de sostén y de confiabilidad en donde cada miembro se desarrolle en su individualidad, discriminándose del otro y transformándose en un ser adulto (para que no quede atrapado en ella).

-La adicción al alcohol y a las drogas…
La adicción al alcohol y a las drogas debe ser visto como un problema que afecta no solo al que se intoxica con esas sustancias, sino como un conflicto de todo el grupo familiar al que pertenece el adicto/a, la rehabilitación de este/a último/a debe estar en estrecha relación con la de todos los miembros de la familia.
El que ya está atrapado en la adicción
La recuperación del adicto/a requiere de la colaboración interdisciplinaria. El tratamiento del individuo adicto a sustancias psicoactivas es compleja y requiere del apoyo e intervención de más de un profesional; maestros, terapeutas ocupacionales, psicólogos, psiquiatras, abogados (cuando el adicto/a delinque).
Los profesionales de la salud que se ocupan del adicto/a, lo hacen en instituciones que pueden ser de orden cerrado, con internación o comunidades muy severas de tipo militar.
Existen también comunidades de puertas abiertas en donde los profesionales tratan a los pacientes y luego vuelven a sus casas.
En aquellas instituciones que son privadas, los adictos/as pueden internarse por su propia voluntad o ser internados por sus familiares.
También está la iglesia católica apostólica romana (más antigua en el trabajo de las personas adictas), y las iglesias evangélicas se ocupan de la recuperación de adictos/as. la primera usa como metodología el trabajo, la oración, la meditación y el ayuno, y las cristianas; el trabajo y el estudio de la Biblia.
Existen también tratamientos ambulatorios en el que el paciente asume un compromiso con su terapeuta, luego pasan a talleres en centros de día que duran doce horas. .
También existe A.A (Alcohólicos Anónimos), con un programa de doce pasos y con reuniones diarias, una derivación de A.A es N.A (Narcóticos Anónimos), que también sigue el programa de los doce pasos y un padrinazgo, ejercido por un adicto/a recuperado con muchos años de abstinencia.-

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