martes, 15 de julio de 2014

"Me quedo largo rato mirando cómo la imagen de mi cara se mueve, oscila, se rompe y vuelve a unirse en la superficie de la bebida, o se deforma en el vaso o en la botella".


El propósito es proponer algunas reflexiones acerca de la problemática del consumo de bebidas alcohólicas, analizando dos posiciones del sujeto en cuanto al beber, pudiéndose diferenciar: en una de ellas un esfuerzo identificatorio en el "beber para darse ánimos", para "levantar el espíritu", y otra el fracaso del mismo en el exceso del bebedor, en la borrachera o en el alcoholismo propiamente dicho.
Por eso recurriremos al estudio de expresiones populares, recurso al que el psicoanálisis asigna gran importancia, y a viñetas clínicas como puntos de enlace con algunos desarrollos teóricos.
"Me quedo largo rato mirando cómo la imagen de mi cara se mueve, oscila, se rompe y vuelve a unirse en la superficie de la bebida, o se deforma en el vaso o en la botella" J.Barrionuevo.

El propósito es proponer algunas reflexiones acerca de la problemática del consumo de bebidas alcohólicas, analizando dos posiciones del sujeto en cuanto al beber, pudiéndose diferenciar: en una de ellas un esfuerzo identificatorio en el "beber para darse ánimos", para "levantar el espíritu", y otra el fracaso del mismo en el exceso del bebedor, en la borrachera o en el alcoholismo propiamente dicho.
Por eso recurriremos al estudio de expresiones populares como;" El Alcohol "quitapenas" que permite refugiarse en un mundo optativo que ofrecería mejores condiciones para la sensibilidad.


Muchas cosas se dicen de las bebidas alcohólicas, del vino, de la cerveza, de las bebidas "espirituosas". Están asociadas a festividades o a celebraciones, religiosas y laicas, de trabajo y de camaradería......"Bebedor social", se dice del "adicto a las bebidas alcohólicas", y se diferenciarían así estas últimas claramente de otros narcóticos en cuanto a cierta aceptación desde la sociedad en nivel semejante al tabaco si bien tienen características diferenciales.

"El vino transporta, enajena", se dice, y en esta línea permitiría refugiarse en un mundo optativo, ayudaría a los pesares que la vida impone a los hombres.
"Si el vino viene, viene la vida...." dice un retumbo folclórico que más adelante continúa con la expresión de un deseo: "..... que me entierren al alba, regao de vino mi tumba".
"El vino es vida", ".....la bebida de los pueblos fuertes", son sólo dos de algunas frases publicitarias que muchos recordarán en secuencias de imágenes de la vida cotidiana (conocerse y formar pareja, tener un hijo, divertirse......) en las cuales, infaltable e inalterable, estaba la botella del vino promocionado.
Beber "para olvidar"dice el tango a este mundo en el los sufrimientos provocan la emergencia de una angustia que no puede ser procesada sino sólo ahogada por los efectos del alcohol , un terror o un penar para los cuales no hay palabras si no es con la ayuda de un líquido que facilitaría encontrarlas aunque, huecas y vacías, serían sólo parches, frágiles suturas.

Porque "suelta la lengua", se dice del vino, "permite hallar las palabras fácilmente", se cree con cierta razón, si bien éstas por cierto no alcanzan y el límite es sobrepasado cuando los vasos de más, en el exceso y la desconexión posterior al beber, la depresión y la resaca, muestran lo fallido del intento, en la búsqueda de bebida nuevamente, "para cortar la resaca", como decía un paciente, con un poco de "blanco", o para "ponerse pedo" otra vez. "Cuando tomo me siento un vencedor, no hay quien me gane" , son algunos comentarios en análisis que suelen escucharse, con variantes, según cada sujeto, en muchos pacientes alcohólicos. En la primeras expresiones podíamos pensar en la especial relación que se establece con el vaso o la botella, o con la bebida en sí es el "matrimonio perfecto" del bebedor con la bebida o con la botella.

"Matrimonio perfecto" sería el caso del bebedor consuetudinario y que, fiel en el amor, prescinde de todo otro vínculo, "noviazgos ocasionales" o "relaciones pasajeras" podríamos definir para los lazos que se establecen con la bebida alcohólica en procura de tener fuerzas para acercarse a otros o con la expectativa puesta en lograr un éxito en una empresa que considera difícil.

El líquido embriagador facilitaría apropiaciones cuando el sentimiento del sí aparece cuestionado por una intensa angustia, por un terror para el cual no hay palabras, o cuando una intensa depresión enfrenta a una sensación de vacío, y la ingesta se presenta como el único medio posible para llegar a "ser" un vencedor, como decía el paciente aludido.

Foto: "Me quedo largo rato mirando cómo la imagen de mi cara se mueve, oscila, se rompe y vuelve a unirse en la superficie de la bebida, o se deforma en el vaso o en la botella".
El propósito es proponer algunas reflexiones acerca de la problemática del consumo de bebidas alcohólicas, analizando dos posiciones del sujeto en cuanto al beber, pudiéndose diferenciar: en una de ellas un esfuerzo identificatorio en el "beber para darse ánimos", para "levantar el espíritu", y otra el fracaso del mismo en el exceso del bebedor, en la borrachera o en el alcoholismo propiamente dicho.
Por eso recurriremos al estudio de expresiones populares, recurso al que el psicoanálisis asigna gran importancia, y a viñetas clínicas como puntos de enlace con algunos desarrollos teóricos.
"Me quedo largo rato mirando cómo la imagen de mi cara se mueve, oscila, se rompe y vuelve a unirse en la superficie de la bebida, o se deforma en el vaso o en la botella" J.Barrionuevo.
El propósito es proponer algunas reflexiones acerca de la problemática del consumo de bebidas alcohólicas, analizando dos posiciones del sujeto en cuanto al beber, pudiéndose diferenciar: en una de ellas un esfuerzo identificatorio en el "beber para darse ánimos", para "levantar el espíritu", y otra el fracaso del mismo en el exceso del bebedor, en la borrachera o en el alcoholismo propiamente dicho.
Por eso recurriremos al estudio de expresiones populares como;" El Alcohol "quitapenas" que permite refugiarse en un mundo optativo que ofrecería mejores condiciones para la sensibilidad.

Muchas cosas se dicen de las bebidas alcohólicas, del vino, de la cerveza, de las bebidas "espirituosas". Están asociadas a festividades o a celebraciones, religiosas y laicas, de trabajo y de camaradería......"Bebedor social", se dice del "adicto a las bebidas alcohólicas", y se diferenciarían así estas últimas claramente de otros narcóticos en cuanto a cierta aceptación desde la sociedad en nivel semejante al tabaco si bien tienen características diferenciales.
"El vino transporta, enajena", se dice, y en esta línea permitiría refugiarse en un mundo optativo, ayudaría a los pesares que la vida impone a los hombres.
"Si el vino viene, viene la vida...." dice un retumbo folclórico que más adelante continúa con la expresión de un deseo: "..... que me entierren al alba, regao de vino mi tumba".
"El vino es vida", ".....la bebida de los pueblos fuertes", son sólo dos de algunas frases publicitarias que muchos recordarán en secuencias de imágenes de la vida cotidiana (conocerse y formar pareja, tener un hijo, divertirse......) en las cuales, infaltable e inalterable, estaba la botella del vino promocionado.
Beber "para olvidar"dice el tango a este mundo en el los sufrimientos provocan la emergencia de una angustia que no puede ser procesada sino sólo ahogada por los efectos del alcohol , un terror o un penar para los cuales no hay palabras si no es con la ayuda de un líquido que facilitaría encontrarlas aunque, huecas y vacías, serían sólo parches, frágiles suturas.
Porque "suelta la lengua", se dice del vino, "permite hallar las palabras fácilmente", se cree con cierta razón, si bien éstas por cierto no alcanzan y el límite es sobrepasado cuando los vasos de más, en el exceso y la desconexión posterior al beber, la depresión y la resaca, muestran lo fallido del intento, en la búsqueda de bebida nuevamente, "para cortar la resaca", como decía un paciente, con un poco de "blanco", o para "ponerse  pedo" otra vez. "Cuando tomo me siento un vencedor, no hay quien me gane" , son algunos comentarios en análisis que suelen escucharse, con variantes, según cada sujeto, en muchos pacientes alcohólicos. En la primeras expresiones podíamos pensar en la especial relación que se establece con el vaso o la botella, o con la bebida en sí es el "matrimonio perfecto" del bebedor con la bebida o con la botella.
"Matrimonio perfecto" sería el caso del bebedor consuetudinario y que, fiel en el amor, prescinde de todo otro vínculo, "noviazgos ocasionales" o "relaciones pasajeras" podríamos definir para los lazos que se establecen con la bebida alcohólica en procura de tener fuerzas para acercarse a otros o con la expectativa puesta en lograr un éxito en una empresa que considera difícil.
El líquido embriagador facilitaría apropiaciones cuando el sentimiento del sí aparece cuestionado por una intensa angustia, por un terror para el cual no hay palabras, o cuando una intensa depresión enfrenta a una sensación de vacío, y la ingesta se presenta como el único medio posible para llegar a "ser" un vencedor, como decía el paciente aludido.

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