miércoles, 16 de julio de 2014

ELEGIR ENTRE LA VIDA (UN TRATAMIENTO), O LA MUERTE (EL CONSUMO)

Aquel 8 de Diciembre de 2011 fue el día que todo cambió. En el primer post de este blog expliqué con detalle todo lo que ocurrió, y esta es la parte que da paso a la decisión que tuve que tomar en los 2 próximos días:
No me gritó, ni tan siquiera me recriminó nada. Únicamente se limitó a decirme que ella y los niños se iban. No tenía fuerzas para seguir luchando por mí, todo se hacía imposible al no poner nada de mi parte. Ahí estaba ella, la mujer más maravillosa del mundo, totalmente destrozada por mí.
Hoy lo pienso y creo que fueron 3 factores los que decidieron que en esta ocasión todo fuese diferente y me enfrentase a mí mismo y tomara una decisión definitiva:
  • Su afirmación era absolutamente cierta y no una amenaza más.
  • En ese momento me encontraba al límite en mi interior.
  • Necesitaba poner fin a lo que me estaba ocurriendo, sus palabras eran la excusa perfecta para hacer lo que fuese necesario para terminar de una vez, elegir un tratamiento, o desaparecer de una vez por todas.
El golpe fue enorme, de pronto allí me vi yo, frente a mi realidad, increíblemente sin huir de ella, mirándola cara a cara, debía tomar una decisión, y sólo tenía dos opciones, vivir o morir.
Durante estas 48 horas tuve todo tipo de ideas. Los pensamientos no paraban de cruzarse en mi cabeza, a 1000 revoluciones por minuto, de la misma forma que cuando estás tumbado en la cama con todo el “puestón” siendo incapaz de dormir.
no-dormir
Intentaba analizar, desde mi lamentable estado, todos los pros y contras de una u otra decisión. Porque sí amigos, la decisión de poner fin a todo dando de lado la opción del tratamiento también tenía para mí, en aquel entonces, sus pros.
Pero precisamente por ello, por saber que esta sería la decisión definitiva, que ya no volvería a decir “se acabó” y que así no fuese, quería tenerlo lo más claro posible. Existía una influencia muy importante en mi estado, “el bajón”. Ese estado posterior a un gran consumo, ese estado en el que lo poco que eres capaz de recapitular, pues cada vez se hacía más difícil recordar lo que hacía, veías lo repugnante que eras, el dinero que habías dilapidado, las mentiras que habías utilizado, lo imposible de poder seguir aguantando eso, porque os aseguro, hacia ya años que el consumo nada tenía que ver con la fiesta.
Todo esto impedía que pudiese tomar una decisión. Tan pronto me odiaba y pensaba que lo mejor para todos, mi mujer, hijos, y yo mismo, era morir, y horas después, una parte de mí decía que no, que quería vivir, que quería ver crecer a mis hijos, ver a mi mujer feliz a mi lado, y curiosamente, una pequeñita parte muy escondida en mi interior, que no la oía hablar desde hace muchos años, me dijo que yo valía la pena, y que tenía mucho que ofrecer a los demás y demostrarme a mí mismo.
Fue horrible, me veía planeando como terminaría todo en la habitación de un hotel, con todos los detalles, incluso hubo momentos que fue cuestión de instantes el no estar dentro del coche con las llaves metidas dirección a un triste final.
Así durante 48 horas, hasta que me encontré en el trabajo, cansado, sólo, frente al ordenador con los resultados de Google de varias clínicas que trataban las adicciones en Alicante. Miré mi mano, miré el teléfono, de pronto me puse a llorar, me olvidé de donde estaba, que me pudiesen ver, no podía más y decidí que quería vivir, decidí que me merecía vivir, pero sobre todo, y mentiría si no lo dijese, decidí que mi mujer e hijos merecían que luchase por ello con todo lo que tuviese dentro, de la misma forma que lo habían hecho ellos.
liberarse
¿Débil mental?, bueno, coincido con los 5 puntos que explicaba Oihana en su post, cada uno con sus peculiaridades. No creo que lo que destacara en mí en ese momento fuese debilidad mental. Creo que aquel tío de 34 años que no podía mas, que había llegado a su límite, comenzó una de las batallas mentales más duras a las que se puede enfrentar alguien, a si mismo, cuando por dentro todo es caos y dolor.
Muchas gracias Oihana por inspirar este post, porque la verdad, me ha gustado mucho hacerlo. Os recomiendo no dejar de leer su gran relato en Vidadespuesdeladroga.
¡Un abrazo!

Ilustración: Rafael Edwards

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