domingo, 10 de junio de 2012

Un alucinógeno africano sería capaz de curar las adicciones a las drogas

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Un alucinógeno africano sería capaz  de curar las adicciones a las drogas como heroína, cocaína y al alcohol; sin embargo la industria farmaceútica como siempre se opone a curas en las cuales ellos no pueden lucrar y ha generado una campaña de desprestido. 


Este alucinógeno se llama ibogaína, y es extraído deuna planta africana, que en algunos casos ayuda a los adictos a superar el síndrome de abstinencia provocado por la falta de heroína, cocaína y alcohol. 


En 1962 un joven adicto a la heroína llamado Howard Lotsof se topó con esta droga y descubrió su valor en el tratamiento de las adicciones. Lotsof la tomó para drogarse pero cuando su efecto pasó, notó que ya no sentía la urgencia de inyectarse heroína. Después de este episodio Lotsof dedicó gran parte de su vida a promover sel tratamientocon ibogaína.  


Y a pesar que desde esa época científicos y exdrogadictos se han mostrado a favor de untratamiento radical con este alucinógeno para combatir la adicción; pero su uso no ha podido generalizarse.

 Otro caso es el de Thillen Naidoo quien se drogó por 15 años con crack, un derivado de la cocaína. En el barrio donde creció, en las afueras de Durban, en Sudáfrica, las drogas estaban por todas partes. Tras una infancia complicada y la muerte de su padre, Naidoo empezó a consumir cocaína. Para cuando se encontró con Anwar Jeewa, especialista de un centro de rehabilitación en su zona, Naidoo ya había intentado dejar las drogas varias veces pero sin mucho éxito."Fueron días negros", dice. Jeewa le ofreció una solución radical: una droga alucinógena utilizada en celebraciones tribales de África central para minimizar sus ansias. Al principio Naidoo no estaba muy convencido. "No sabía qué era la ibogaína. No esperaba que funcionase". Después de varias pruebas, los médicos le dieron la píldora. Unas horas más tarde, Naidoo se encontraba en una cama, sintiendo como si peces nadara en su cabeza. La habitación se movía a su alrededor y en sus oídos resonaba un zumbido constante. Escenas de su infancia se repetían frente a sus ojos, y cada vez que alguien se acercaba para ver cómo estaba, sentía miedo. Por la mañana elefecto alucinógeno había desaparecido y los días siguientes Naidoo se sintió un poco mareado. Sin embargo, a los pocos días, cuando regresó a su casa, se dio cuenta de que ya no sentía un deseo irrefrenable de consumir cocaína. Seis meses después del experimento, Naidoo no ha vuelto a consumir. Ahora acude dos veces por semana a unaterapia grupal donde aprende a mantener un estilo de vida libre de drogas. "Mi mente ha cambiado", dice. "Puedo recordar mi infancia y lidiar con lo que viví sin 

llorar ni sentir lástima".

Jeewa le ha suministrado este tratamiento a cerca de 1.000 pacientes. No obstante, esta forma de curar la adicción es ignorada por los médicos tradicionales. La droga, que se toma de la raíz deuna planta africana llamada Iboga, fue usada durante siglos por los indígenas Bwiti de Gabón y Camerún, como parte de un rito de iniciación.


 El caso es que la ibogaína no tiene mucho potencial para generar ganancias: a diferencia de los tratamientos convencionales se la toma solo una vez. Además, las farmacéuticas hacen dinero patentando nuevas sustancias químicas y la ibogaína es una sustancia natural, por lo tanto es difícil lograr una patente.  


Hasta donde se sabe, la ibogaína afecta el cerebro de dos formas. Por un lado crea una proteína que bloquea los receptores en el cerebro que generan la necesidad de la droga, evitando que la persona experimente los síntomas que provoca la abstinencia. El otro efecto -del que se sabe menos- es que parece inspirar en el adicto un estado de ensueño y de intensa introspección, lo cual le permite confrontar los problemas de su vida que intentaba ignorar con el uso de drogas o alcohol. La campaña inicial de Lotsof no tuvo éxito y en 1967 Estados Unidos prohibió la ibogaína junto con el LSD y la psilocibina. En la mayoría de los países no está regulada ni tiene licencia. En los años 80, Lotsof abrió una clínica en Holanda y desde entonces se han abierto establecimientos similares en Canadá, México y Sudáfrica. 

 Hasta el momento se sabe de 10 muertes vinculadas a la ibogaína y a su uso no regulado ( No hay datos comprobados, se dice que hay uno documentado??? posiblemente es la campaña sucia que suelen hacer las compañías farmacéuticas, las cuáles se oponen hasta a la cura del cáncer, VIH porque perdería millonarías ganancias con susmedicinas paliativas que no curan nada  ). 

 Los médicos como Jeewa quieren que se le otorgue una licencia a la droga, pero aclara que es crucial que la gente comprenda los límites que tiene. "Una vez que el paciente está limpio de drogas y su cerebro está funcionando correctamente lo puedes ayudar a cambiar su estilo de vida", opina Jeewa. "La ibogaína contribuye a interrumpir la adicción, pero no es una cura mágica", aclara. "Tiene que ser tomada en el contexto adecuado y el tratamientodebe continuar con atención psicosocial".

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