¿QUÉ ES FUMAR?***
Fumar no sólo es "un hábito".... También es una adicción, ya que el hecho de fumar tabaco cumple con todos los criterios que definen al consumo de una sustancia como tal: existencia de tolerancia, dependencia, síndrome de abstinencia en ausencia de la misma, comportamiento compulsivo, etc.
La máxima responsable de todo esto es la nicotina, sustancia con un gran poder de adicción similar al de otras drogas como la heroína o cocaína.
De todas maneras cuando hablamos de dependencia del tabaco hemos de hacerlo en un sentido mucho más amplio y distinguir entre tres tipos de dependencia íntimamente relacionados entre sí:
DEPENDENCIA FISICA.-
Es la provocada por la nicotina y la responsable del síndrome de abstinencia.
DEPENDENCIA PSICOLÓGICA.-
Es la que se fundamenta en procesos de condicionamiento. (después de las comidas, leyendo, esperando la guagua, etc.).
DEPENDENCIA SOCIAL.-
Se basa en la aceptación social del tabaquismo y en las presiones ambientales que incitan al consumo de tabaco: publicidad, presión del grupo en adolescentes, imagen de seguridad y de dominio de la situación.
¿QUÉ ES DEJAR DE FUMAR?***
Dejar de fumar no es un hecho puntual o aislado; dejar de fumar es un proceso.... Un proceso en el que pueden distinguirse una serie de fases o etapas sucesivas, que es conveniente saber reconocer, y así orientarnos en la clase de ayuda que precisa el fumador para abandonar el tabaco.
Estas etapas son:
A. Fase de precontemplación:
En esta primera fase el fumador no se ha planteado todavía dejar de fumar, no encuentra motivo alguno para hacerlo. Fuma y se siente bien por ello (le da confianza, le ayuda en su trabajo, etc.) y no nota aún ninguno de los efectos negativos derivados de fumar.
Estamos ante un fumador "consonante", ya que hay plena consonancia entre la actitud mental del fumador hacia el consumo de tabaco y su conducta o práctica diaria.
El prototipo de fumador en esta etapa es el fumador joven (generalmente menor de 30 años) sin enfermedad alguna asociada al tabaco. Se calcula que hasta un 45% de los fumadores están en esta fase.
B. Fase de planteamiento o de contemplación:
En el inicio de esta etapa más avanzada del proceso de cambio, el fumador se plantea ya, aunque tímidamente la posibilidad de tener que dejar de fumar porque reconoce y asume, que el tabaco tiene consecuencias negativas para la salud.
El proceso continúa, en esta fase, con una aceptación, ya no sólo de que debe dejar de fumar para evitar riesgos para su salud, sino también para conseguir los beneficios que de ello se derivan.
El fumador que se encuentra en esta fase del cambio pasa, de ser un fumador "consonante" a ser un fumador "disonante", puesto que ahora existe una clara disonancia entre la actitud ante el tabaco, que ha cambiado, (se plantea dejar de fumar) ; y su conducta habitual, que sigue siendo la misma (sigue fumando). Hasta un 35% de fumadores se hallan en esta etapa.
C. Fase de acción:
En esta fase todavía más avanzada del proceso, el fumador es un "disonante máximo"; ya no sólo se plantea dejar de fumar, sino que pasa a la acción y decide dejar de fumar, asumiendo lo que implica. Nos encontramos pues ante un sujeto que presenta además del cambio de actitud, un cambio en la conducta frente al consumo de tabaco (deja de fumar).
Generalmente a lo largo de esta fase se producen varios intentos de lograr el abandono, con las recaídas subsiguientes, todo ello antes de conseguir pasar a la siguiente y última etapa. Hasta un 20% de fumadores están en esta fase.
D. Fase de consolidación o mantenimiento:
Aquí se encuentran aquellos fumadores que llevan más de 6 meses de abstinencia. El fumador se siente ya ex-fumador, y se mantiene sin fumar.
Generalmente hasta los 12 meses de abstinencia no se considera que un sujeto es ex-fumador.
E. Fase de recaída:
Evidentemente esta etapa no siempre se da, aunque como en toda drogadicción es bastante frecuente. De todos modos el fumador que recae no vuelve a la primera de las fases del proceso de cambio ni tampoco a la de acción. Suele haber una gran pérdida de la autoestima y pasan a la fase B, de planteamiento o de contemplación.
No debemos nunca olvidar que la única persona que deja de fumar es el propio fumador, nadie puede hacerlo por él, y por eso debemos de tener muy en cuenta que el médico, el personal sanitario en general, lo único que debe hacer, que no es poco, es ayudarle a avanzar en el proceso de cambio. Y además es fundamental saber que el motor del cambio es la motivación del paciente. La palanca que logrará que un paciente fumador pase de una etapa a otra son las ganas de lograrlo, la voluntad y seguridad en conseguirlo, en suma la motivación que tenga. Cuántos más y mejores motivos tenga para dejar de fumar más fácilmente logrará su objetivo.
QUÉ ES EL SINDROME DE ABSTINENCIA***
El síndrome de abstinencia constituye una serie de síntomas con los que su organismo responde ante la falta de administración de una droga, en este caso, de la NICOTINA.
Puede ocurrir que note un deseo inevitable de fumar, irritabilidad, frustración o ira, ansiedad, inquietud, insomnio, cierta dificultad de concentración, ánimo depresivo, dolor de garganta, catarro, tos, aumento de apetito. No obstante, estos síntomas NO deben ser NUNCA una excusa para volver a fumar, dado que son pasajeros y no suelen durar más de unas semanas desapareciendo en pocos días por sí solos.
Cuando tratan de dejar de fumar, los fumadores pueden sentir todos o algunos de los síntomas,. Estas sensaciones provocan las ansias por más cigarrillos. Por esta razón muchas personas tienen gran dificultad para dejar de fumar. Luego de un tiempo el síndrome de abstinencia desaparece, y es en este momento cuando resulta más fácil dejar de fumar o de usar otro tipo de tabaco
En ocasiones se produce un aumento de peso al dejar de fumar. Para evitar que esto suceda es necesario tomar alimentos ricos en fibra y bajos en calorías. Así mismo, también puede ayudar a mantener el peso habitual la práctica de ejercicio físico, utilizar menos el coche, subir y/o bajar andando las escaleras de su domicilio, ir al trabajo a pie, practicar deporte, etc.
FUMADOR PASIVO...
Actualmente hay probada evidencia de los riesgos que tienen para la salud la involuntaria exposición al humo de los cigarrillo. Estos riesgos van desde las pequeñas molestias de todos conocidas hasta una mayor incidencia de enfermedades respiratorias y cardíacas. Así, exposiciones agudas en habitacioes llenas de humo han reducido la tolerancia al esfuerzo en pacientes con angina de pecho, y exposiciones prolongadas al humo del tabaco han causado aparentemente enfermedades respiratorias en niños pequeños y cáncer de pulmón en adultos, mientras que el paso de los componentes del tabaco a través de la placenta lleva a las mujeres embarazadas fumadoras a tener niños prematuros, de bajo peso al nacer, y con coninuas anormalidades de crecimiento y desarrollo, resultado de su exposición pasiva a los componentes nocivos del trabajo.
Es muy difícil escapar de los ambientes contaminados por el humo del tabaco, ya sea en los propios hogares, en los lugares públicos, cafeterías, transporte..., e incluso en aquellos donde se dispensa asistencia sanitaria. Afortunadamente, parece que se empiezan a respetar los derechos de los no fumadores y a tomar medidas legislativas y restrictivas, tales como zonas de no fumadores, e incluso algunos lugares de prohibición total de fumar.
En el humo de los cigarrillos están presentes gran número de sustancias. Los componentes más estudiados y que son más tóxicos para el organismo humano son la nicotina, el monóxido de carbono, el óxido nitroso, el cianuro de hidrógeno, acroleínas, fenoles, ácido fórmico, formaldehído y alquitranes.