jueves, 27 de noviembre de 2014

Biologia de la enfermedad"""

Biologia de la enfermedad""" Las alteraciones químicas en el cerebro, le impiden al adicto su funcionamiento normal. El cerebro necesita la droga para recuperar su equilibrio. El adicto necesita la droga para reemplazar sus sustancias químicas naturales. De la misma forma en que se comportaría el organismo cuando tiene sed o hambre al faltarle el agua o el alimento necesario, así se comporta el cerebro del adicto con respecto a la droga. El centro instintivo del cerebro es el que le avisa al adicto que necesita la sustancia con la que ha establecido una dependencia. Así surge el afán del adicto por satisfacer su deseo tan fuerte. De modo que el deseo de consumir droga es un mensaje urgente de supervivencia para el adicto (consume o muere). Al adicto se le reconoce porque manifiesta una compulsión física por consumir la sustancia, es decir, que nadie puede prever ni predecir si esta persona actuará de acuerdo con sus principios o si la compulsión se apoderará de su cuerpo y no podrá detenerse. El adicto no controla la droga. Es la droga la que controla al adicto. La droga altera el funcionamiento del sistema nervioso central y produce cambios en los estados de ánimo y en el comportamiento normal de la persona. Ninguna droga puede hacerse psicológicamente atractiva, sin que hayan ocurrido estos cambios físicos en la actividad celular del cerebro, los cuales- resultan de, y contribuyen a- el uso repetitivo y creciente de la sustancia. El desequilibrio químico en el cerebro, que es la enfermedad como tal, lo causa la perdida creciente de neurotransmisores, sustancias químicas que nos provocan todo tipo de emociones. Los neurotransmisores se pierden porque la droga bloquea los receptores o los emisores que debieran recibirlos, y así impide que los neurotransmisores sean reasimilados por la célula que lo produjo. Esa mecánica constituye la parte biológica de la enfermedad. Un dato interesante de saber es, que el efecto emocional intenso de la droga, no es resultado de la droga en sí, sino del exceso de neurotransmisores, que asaltan en mayor cantidad a las pocas neuronas que no están bloqueadas por la droga.