martes, 30 de septiembre de 2014

La frustración, ¿enemiga o aliada?

La frustración, ¿enemiga o aliada?

frustracionComo ya comenté ayer en la página de Facebook de adiccionatealaVida, tras casi 3000km y varios días de mudanza, el periplo Alicante – Salamanca llegó a su fin. Ya establecidos en tierras charras, ahora toca encontrar esa “normalidad” que hace que todo vaya mejor engranado.
Es curioso, viendo ayer la entrevista de Risto Mejide a Pedro García Aguado en Viajando con Chester, se dijo algo que ha estado muy presente durante estos días de viajes, cargas y descargas de cajas, y desavenencias con el casero, me refiero a la frustración. En concreto, Pedro hablaba de lo necesario que es ciertas dosis defrustración en los niños, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo.

LA FRUSTRACIÓN NI OLERLA

Cuando consumía, la frustración estaba a la orden del día. En realidad no era difícil, pues la ausencia de una estructura emocional, y mí día a día, provocaba que desengaños y reveses se produjesen uno tras otro.
Algunos provocados por mí, por mi incapacidad de saberme manejar en ciertas situaciones. En otros casos, provocados por otros, algo que a cualquiera le puede ocurrir, solo que en mi caso únicamente existía una opción, la de consumir al ser incapaz de soportar el malestar.
Recuerdo una ocasión en la que mi mujer, por entonces novia, y yo, estábamos muy mal. Apenas había comunicación entre ambos, el amor estaba cada vez más tapado por el rencor, la distancia, y por supuesto, el consumo.
Todo esto provocó que nos alejásemos, tanto emocionalmente, como físicamente, llegando a poner mi pareja tierra de por medio ante mi incapacidad de reacción a sus peticiones de atención, cariño y tiempo para disfrutar juntos.
Se fue de mi lado, la eché de mi lado. No supe reaccionar en ningún momento, y saber que se fue, y que además existía la posibilidad de perderla para siempre al estar presente la figura de un “amigo” más interesado en ella, que en su amistad conmigo, provocó que mi frustración fuese enorme.
Fui incapaz de mostrarla mis verdaderos sentimientos, de explicarla como me sentía por todo lo que estaba ocurriendo. En realidad esto era prácticamente imposible, ya que para hacerlo, hay que saber identificar que le ocurre a uno, y a mi esta tarea me resultaba muy difícil.
Todo ello provocó una gran sensación de fracaso, y con la frustración por bandera, un día decidí coger los ahorros que teníamos e ir en busca del camello de turno para calmar todo el dolor y malestar de mi interior. Fue lamentable, me vi totalmente borracho conduciendo por la A2 de Madrid vomitando por la ventanilla. Hubo un momento en el que fui consciente de todo lo que estaba pasando, pero ese instante se esfumó de la misma forma que lo haría la raya que me pondría en un rato, sin pena ni gloria, siendo un instante más de lucidez ignorado.

YO ME FRUSTRO, YO ACEPTO, YO APRENDO

Hoy día las cosas son muy diferentes, un tratamiento de adicciones de más de dos años donde la frustración ha sido protagonista en muchas ocasiones, y la ayuda de los terapeutas, me han llevado a aprender, a saber identificarla y aceptarla. De este modo, afrontar situaciones de frustración puede llegar a ser hasta motivador.
El malestar existe, los sentimientos de rabia, impotencia, dolor, ira, culpa, miedo,… siguen apareciendo, pero ahora sabiéndolos manejar, dándoles su tiempo y no huyendo. Y así, transformando todo esto en alegría, calma, satisfacción y un refuerzo de todo lo aprendido para la próxima vez que se presente la frustración.

¡Un abrazo!

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