Entre noches luminosas, risas perdidas y estrellas caídas, sufren mis sentidos buscando la dirección correcta. Tristeza embriagada, llanto extenuado siempre al alba.
Rasgan las emociones el tupido velo de mi coraza, pero no consiguen caminar sobrias bajo el latido acompasado de mi corazón, roto, raido y dolorido.
Suenan trompetas anunciando el ocaso, convulso final de un latir débil y enfermo, la daga envenenada del dolor hirió este pobre corazón que se aferra a la vida, mas la pierde poco a poco, mientras la luna, majestuosa toda ella, va tomando allá en lo alto posesión de su reinado nocturno.
Y mis emociones desisten, se rinden, se baten en triste retirada, la batalla está perdida y yo me pregunto.... ¿lo estará también la guerra?
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