miércoles, 7 de agosto de 2013

Lucas Junco: Producto de la rehabilitación de la comunidad terapéutica y el apoyo de reinserción del padre "Pepe" y la Pastoral Villera

Jose Maria Nieto


En la entrevista a Lucas Junco decidí no hacer las preguntas de adiccionesxxi y dejar que él se explayara en su historia de vida, por momentos dramática, y, por otra, la esperanza que cuando uno decide puede vivir mejor, aquí un resumen de un emotivo relato de una persona que es producto de la rehabilitación de la comunidad terapéutica, y, el apoyo de reinserción social  del Padre "Pepe" Di Paola y los curas de la Pastoral Villera.


El conocimiento de la vida para mí empezó cuando llegue a la Comunidad Terapéutica en San Vicente, llegue con tres intentos de suicidios, consumo extremo, 48 kilos , todo sucio, los primeros 3 meses no caía, no quería saber nada, no quería hablar con nadie, no sabía lo que estaba pasando, con el tiempo tuve charlas muy fuertes con el O.S.T Gustavo, también con los psicólogos Soledad y Pablo, empezaron a tirarme "pelotazos", había muchas cosas que no quería ver de mi vida, realmente que hice, que me hicieron, un montón de cosas así para llegar al extremo que llegue, en mi familia estaba todo mal, mi señora me dejo, todas cosas así que no quería ver, estaba sin trabajo, me quede en la nada, no tenía casa, me veía que no tenía razones para vivir, estaba desenfocado totalmente de lo que era la realidad. Mis hijos siempre estuvieron a mi lado, fueron a buscarme llorando cuando estaba tirado en un tacho de basura, me iban a buscar, lo mismo mi vieja, mis hermanos también hasta que se cansaron. En esa etapa de consumo estuve varias veces al borde de la muerte, casi me mataron un montón de veces, siempre creí mucho en Dios, en los espacios grupales, de terapia, de recordar cuando estuvimos mal, fueron muy importantes esas partes de detenerme y mirar atrás y saber que Dios siempre estuvo ahí, las veces que desperté en el Hospital, San Pedro antes de hacerme pasar para arriba me daba patadas en la cabeza y me decía que algo tenía que hacer yo acá.

Al principio, entendía, pero pensaba estos están todos locos, los Psicólogos, los operadores, pensaba que me viene hablar a mí, era enemigo de la recuperación, hasta que decidí probar, tenía tanta gente a mi alrededor, los grupos, los operadores, el trato que teníamos era muy bueno, a pesar de las medidas educativas (risas), siempre tuve en cuenta, inclusive no hablaba nada, pero en mí siempre me quedo de prestar atención, cuando pasaron 4 meses, desperté y me dije loco, voy a probar con intentar, no tengo nada para perder, los meses anteriores en mi cabeza pasaba por irme, por engordar un poco, después fui cambiando con el día a día de la comunidad, empece a creer, buscar el perdón, tenía mucho resentimiento, mucha bronca, el tema de mis hijos me agito mucho, en mis primeras salidas veía que la madre mandaba a los chicos a la calle, los explotaba, yo no podía hacer nada, en la C.T me decían que no era el momento, que tenía que seguir trabajando, hubo pérdidas, tenía la necesidad de salir, pero no era el momento, ahora me las pongo a pensar y fue muy importante esa etapa de mi vida, fue muy dolorosa porque tenía ganas de hacer un montón de cosas, me creía listo, pero me dí cuenta que no era el momento. Cuando empece a salir me ayudaron con el tema de mis hijos, todo el equipo me ayudo, me fui asesorando, yo tenía 25 años y no sabía leer ni escribir, pude en un año terminar 7° grado, fue un logro para mí, meterme en los talleres, saber que hoy tengo registro de eso, antes de eso, antes de llegar a la C.T no tenía registro de mi vida, momentos y momentos, era todo consumo, falopa, violencia, valores no tenía para nada, cuando empiezo a ver todo eso siento cabeza, a hacer las cosas con calma, cuando no sabía hacer un trámite, llevar mis hijos al médico, para mí era todo nuevo.




La primera vez que me dan a mis hijos para que los tenga yo, llegamos a un acuerdo de tenencia con la madre, fue difícil esa etapa, al principio, los veía en la C.T cada 15 días, después una vez por semana, unas horas, a pasar a tener los 3 chicos todos los días, sentirlos como hijos, antes no lo sentía como hijos, eran como mis sobrinos, empezar a sentirlos, empezar a sentir que me dijeran papá, todas esas cosas fueron muy chocantes, mis hijos pedían explicaciones que paso conmigo y su mamá, explicaciones de esto y lo otro, empezar a explicarle, me agarró mucha angustia, lloré muchas veces, mucha presión para mí, pensaba que no podía, pensaba mejor que no, se los pateo a la madre y listo, y dije no, ya es hora, me hice cargo de mis hijos y hoy están conmigo, mis hijos hoy tienen 12, 10 y 7 años.

También buscarme una pareja fue otro desafío, me complicaban, difícil el trabajo, apenas salí empece el acompañamiento terapéutico, me gusto demasiado, desde que salí de la C.T de San Vicente.
Me ayudan mis hermanas, mi vieja, mi cuñada, al principio se me complicaba por los horarios de trabajo, ir a las cárceles, las comunidades terapéuticas, iba y venía todos los días, hoy comparto con mi familia llevarlos al colegio, no falto a ninguna reunión, es más me llamaron para dar charlas sobre la responsabilidad de los padres, para mí es un orgullo, un logro importante.

Esto fue muy loco, estuve durante un mes como que mi vida no tenía sentido, tres intentos de suicidio, mucha gente me hablaba, gente que no conocía, me decían que tenía cosas buenas porque vivir, yo en mi locura me peleaba con Dios, me acuerdo que me metía en los volquetes de basura, renegaba, puteaba a Dios, lo mandaba no se adonde, que hice yo, porque tenía esta vida, hablaba así mientras consumía. Yo creo que fue parte de Dios, fue toda una semana que parecía que no había nadie en el barrio, estaba todo lluvioso, es algo que todavía no pude definir, si era un flash del consumo, me puse del otro lado del puente, y miraba, y estuve más de 4 horas y no había nadie en la calle, al otro día a la mañana cuando cruzo para la villa voy a un lugar donde atienden a niños por consumo de paco, ese lugar suele estar lleno de chicos todos los días, llego y no había nadie, estaban los 2 voluntarios, estaba la cocinera haciendo el desayuno, me siento me dan una taza de mate cocido con pan, y empieza a sonar un tema de Almafuerte "Sé vos" , y me empezó a agarrar una angustia, una tristeza por dentro que empece a llorar, se sentaron los dos voluntarios Pablo y Fonchi, me empezaron a hablar, yo me levantaba de la silla y me quería ir, me decían que me quede, termine yéndome, me decían que me iban a esperar ahí, paso del otro lado del puente, había crecido el río, había una tormenta, estaba esperando el tren, la madre de mis hijos que tenía 18 años, es la que me llevo a San Vicente, me dice un montón de cosas que nunca me las dijo, que no vale la pena que me quite la vida, me voy al polideportivo y también no había nadie, había un muchacho que estaba hablando con una de las asistentes sociales, lo quedo mirando por que el chabón estaba contando mi vida, mi historia, mis hijos, mi madre, mis hermanos, entonces empece a llorar, me mira la psicóloga y la asistente social, me dicen contanos porque lloras, agarré y le empece a contar, me empezaron hablar de lo que era un tratamiento ambulatorio, yo les dije que eso no me servía, no sabía que era recuperación, tratamiento nada, yo le dije que si había una nave espacial que me llevara a otro planeta mejor, ellas me dicen que me pueden ayudar, me dicen cuando queres vos ir, yo les contesto ahora, sí es para mañana paso, me dicen vamos a mover cielo y tierra para conseguirte un lugar para mañana, consumí durante toda la noche, a las 6 de la mañana me pasan a buscar con mi cuñada para llevarme a la salita, se larga a llover, yo estaba con un camperon todo sucio que había sacado de la basura, todo embarrado, me presentan a un doctor y unas chicas que estaban ahí, me empiezan a abrazar, yo tenía un olor bárbaro!! me dicen que me tenía que lavar un poco para ir al lugar que me recibiría, que era en San Vicente, estaba entre que voy y no voy, de ahi quería despedirme de mi madre, y mi hermana al verme dice tomátela guacho "hdp", te voy a matar, vos venís a pedirle plata a la mama, les comento lo que voy hacer, que me iba no sabía por cuánto, que no necesitaba que fueran a verme, mi mamá se pone a llorar, y me fuí, así llegué a San Vicente.

A los 7 meses de estar internado en la C.T va Gustavo Barreiro que es el director del Hogar Cristo, llega en su taxi un día y pide ver a los pibes de la Villa 20-24 de Zabaleta, me llaman y estaba con Patricia que la conocía de la villa, pero a él no lo registraba., se presenta y lo primero que pensé este debe querer sacar plata a costillas mías, me explica que ellos se dedican a solucionar problemas familiares, judiciales, sociales, laborales, de estudio, ver en la situación que estaba para ver si me podían ayudar, en ese primer instante no le dí importancia, a los 10 meses tenía que empezar a trabajar el afuera y me acuerdo del hermanito Gustavo, el se había comprometido en darme una mano cuando salga, eso no lo creí, cuando salgo voy al hogar acompañado de Pablo, me lleva hasta el Hurtado, pido hablar con Barreiro para recordarle lo que había dicho y me dice ¿Como era tu nombre hermanito?, Lucas Junco, agarra su agenda y dice a ver, si mirá hermanito, te tenemos esto, tu situación es así, tenían todo planificado para mí, vas a empezar esto, aquello, nos vamos a centrar en una pre-cooperativa como para arrancar, así empece en el Hogar de Cristo, antes de terminar el tratamiento ya iba 2 veces por semana a trabajar.

Empece a ir a los hospitales, las cárceles, las comisarías y vieron que podían confiar, empece a hacerme parte del equipo, psicólogos, psiquiatras, operadores, y se me empezaron  a abrir otros espacios, al principio fue difícil el tema del estudio porque no la tenía lunga con el papelerío, me ayudaron con eso, me metieron en el colegio.

Así fue que conocí al Padre Pepe, al padre Eduardo de la 31 y al padre Nicolás de la 1-11-14, ellos me alentaron mucho y me decían que tenía un buen futuro, que tenía vocación y que lo que hacía era increíble.

A partir de esto me ofrecieron el proyecto de la granja, era un campo, al principio se dormía en carpas, no había luz, sin agua, sin nada, primero se hizo la capilla y después los vestuarios, los baños, después 2 casitas, una la hicieron un techo para mi país, a partir de eso empezaron a mandar chicos, hay 14 chicos, los traían directamente en consumo para ayudarlos a parar ahí, al principio me fue complicado, a la mayoría los conocía, pero hasta el día de hoy que me tienen un respeto muy grande, yo no me creía capaz de eso, no creía que podía, ver hoy en día que hay 3 sectores en ese predio, y más de la mitad del proyecto hecho realidad, es impresionante, y ser parte desde el principio de esto es lo más.

No me confío, en sí estoy rodeado de chicos que consumen, los hogares están en el centro de la villa, y día a día tenes que estar bien de esa situación, yo tengo una foto que me regalo Pablo el voluntario que yo estaba tirado en las vías, siempre me pongo esa imagen que no quiero volver a  estar así otra vez, recupere muchos valores pero creo que me faltan un montón todavía, no me confío porque siempre esta latente, es la pelea conmigo mismo, cuando estoy triste me rodeo de la gente que me ayudo y hablo lo que me pasa, suena los llamados, los mensajes, miro mi camino siempre y saber que no me lo regalo nadie y que soy merecedor de esto, como la experiencia de ir a Brasil.

Hablaba mucho con la directora del Hogar de Cristo pero del Bajo Flores y con el padre Eduardo porque ellos siempre viajan a Chile, Bariloche, Mendoza, siempre les dejaba como un palazo, a mi me gustaría conocer la nieve, yo les decía se que algún día voy a poder, hicieron más de 30 viajes, para todos lados, y nunca iba, ahí me ponía triste pero no les decía nada, pensaba si Dios no me manda hoy tendrá reservado algo para mañana. un día me llama el padre Eduardo y me dice que los chicos quieren que vayas con ellos a Brasil que sería un orgullo, cuando dijo hay una posibilidad pero hay que arreglar unas cositas, yo lo escuchaba y no lo podía creer, saltaba para arriba solo, rebobinaba que tenía problemas judiciales, que no podía salir del país, etc, etc, justo hacía 5 meses atrás se me había cerrado la causa, pensaba igual miro si llego a la frontera con Brasil y no me dejan pasar, cuando llegamos a Cataratas Misiones ya era impresionante, nunca en mi vida, miraba todo, era un sueño, anduvimos en gomón ahi, se me salía el corazón esto lo vivo una sola vez, durante el viaje hicimos varias misas, teníamos un compromiso muy importante por el encuentro con el Papa, llegar hasta allá para demostrar que hay una vida diferente que Dios existe.

Salimos un Domingo a las 9 de la mañana y llegamos a Río el miércoles a las 5 de la mañana, ver toda la gente ver como nos recibió, nos abrazaban, nos daban de comer, el trato aún que no nos entendíamos era único, el primer encuentro que fue con los argentinos fue impresionante, las cosas que dijo Francisco me quedaron grabadas, el encuentro en la playa, lo único que conocía era el Riachuelo,estaba asombrado me metí al agua a las 6 de la tarde con llovizna. la gente se aferraba a las vallas para poder ver a Francisco de cerca, pensar que yo lo ví muchas veces como uno más de nosotros caminando la villa o dándonos misa.

Había gente del todo el mundo y nos comunicábamos con carteles que decían, besos, abrazos, dormíamos en casa de familia, otros en colegios, nosotros fuimos destinados a casas de familias de favelas chicas, nos sorprendió el trato de los brasileros, fue increíble, me quedó mucho lo que dijo el Papa que las personas grandes no se callen y digan todo lo que saben y que nosotros aprendamos de ellos. Creo que mi futuro es saber mi presente, sin presente, no hay futuro.


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