miércoles, 15 de agosto de 2012

¿Ha tenido un paciente inolvidable?


¿Ha tenido un paciente inolvidable?







-Otros reían al verlo. A mí se me hizo un nudo en la garganta cuando lo conocí en un ingreso breve que tuve hace 1 año. Llevaba 30 años, toda su vida, en un manicomio sin la libertad de ser el mismo ;todo estaba perfectamente controlado para que 4 paredes con  un televisor en el cual por mandato de tutela medica  permanecia 24 horas al dia 7 dias a la semana y asi durante 30 años en una carcel llamada psiquiatrico. (excepto los domingos media hora de misa y 2 de paseo en un recinto vallado ) todo con camaras y vigilancia. Tony era amable ,de buen corazon y muy manipulable y docil pues 30 años de represion lavaron su cerebro, Iba siempre en pijama , fumaba un cigarrillo tras otro y no hablaba. Los enfermeros -”¡Salta, Tony, salta!”- le hacían dar piruetas para divertirse y asi reirse un poco durante su turno.

esa era la terapia que recibio durante  30 años en una carcel de almas a parte de 20 minutos diarios en que siempre le preguntaban lo mismo " ¿ que tal de animo Tony hoy " -decia la santa psiquiatra- el contestaba "como voy a estar quiero recuperar mi vida salir de este infierno de encarcelacion"- la psiquiatra "hay que ser paciente Tony ,estas aqui para curarte,como hoy te veo un poco triste te doblo la medicacion ya veras que bien duermes "
 
-¿Usted le curo?

-Curar es un verbo difícil de conjugar en psiquiatría. No fui yo, la verdad, sino un grupo de jóvenes voluntarios entusiastas que no eran psiquiatras. Lo llevaron a un piso con otros enfermos y le enseñaron, poco a poco, a cocinar, a fumar menos, a ver la tele y poder comentarla, a vestirse bien…
-Necesitaron paciencia.
-Mucho menos de lo que yo creía. Los psiquiatras, mientras tanto, miraban con conmiseración a aquellos muchachos, que enseñaban a coser a un caso perdido. Ayer volví a ver a Tony…
-¿Y…?
-Vive en un apartamento él solo, me saludó y habló conmigo. Tiene una asistenta dos horas al día y se gana la vida dignamente vendiendo cupones de la once , ¡por Dios, no da piruetas! ¡Y los vecinos le llaman “don Antonio” con respeto!
-Bien.
-Hoy es una persona, porque esa es la primera lección: la dignidad es terapéutica; la otra es que no hay casos imposibles.
                                                                                         
                                                                              
                                                                                      Fd.Rubén Lobo Lopez
                                


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