Por: FRANCISCO ROQUE BACARREZA | Washington / ANF | 17/06/2012 | 10:11
La cocaína tiene un sustituto barato (Foto de archivo)
Demoledora combinación, por sus efectos, de mefredona, epinefrina-dopamina y metilona, un eufórico químico que fue elaborado inicialmente como antidepresivo
Una tenebrosa ola de drogadicción asola Estados Unidos con la casi libre venta de la llamada “sal de baño”, un sintético que se ha convertido en el competidor barato de la cocaína y cuya fuerza destructora es superior a esta droga o su sucedáneo, el crak.
Los monstruosos casos ocurridos en Florida y Canadá en los que protagonistas devoraron a sus víctimas bajo los efectos de drogas sintéticas, parece ser la punta del iceberg de esta nueva ola de drogadicción, según la evaluación de las autoridades.
La llamada “sal de baño” es una demoledora combinación, por sus efectos, de mefredona, epinefrina-dopamina y metilona, un eufórico químico que fue elaborado inicialmente como antidepresivo.
A diferencia de la cocaína, esta droga sintética es adictiva desde la primera vez que se consume por su directo efecto sobre el cerebro que convierte al individuo en violento.
Los fabricantes de esta droga, que operan bajo apariencias legales, distribuyen el producto en las tiendas de las estaciones de gasolina en toda la nación. Para protegerse de una demanda legal el producto envuelto en una bolsa de plástico duro que lleva la “advertencia” que “no es para consumo humano” sino que debe emplearse en los baños de tina como sal estimulante.
Bajo esa apariencia está dentro del envase, otra bolsita del producto, que se comercializa en las gasolineras entre los 7,50 y 25 dólares, dependiendo de la “calidad” y la variedad de la oferta.
Los fabricantes y traficantes orientan su comercio hacia los jóvenes y drogadictos pobres. Existen testimonios de introducción gratuita a su consumo. En los estados del sur, en particular Florida, circula otra droga sintética que es similar a la marihuana, pero cuyos efectos son superiores en potencia y que ocasionan conducta en extremo agresiva.
Ante el rápido aumento en la adicción a las “sales de baño”, la DEA (Drug Enforcement Agency) puso en vigencia una prohibición de emergencia, pero cuya vigencia concluye a finales de este año. En el Congreso se estudia una prohibición que situaría a las drogas sintéticas al nivel de la heroína y metanfetaminas.
Las “sales de baño” están catalogadas como “fuera de la ley” en 38 estados, pero los fabricantes se dan modos para eludir las restricciones cambiando de nombre al producto o alterando su composición para continuar la venta en las gasolineras.
Jennifer Batson, cuyo hijo está bajo tratamiento de recuperación, ha declarado que los consumidores y vendedores de las gasolineras tienen sus códigos para la compra-venta del producto, para evadir las restricciones y prohibiciones.
La misma madre, conocedora de la tragedia de esta nueva drogadicción, informó que los adictos pueden consumir hasta diez bolsas diarias, absorviéndolas por la nariz, fumándolas, ingiriéndolas como un alimentos, y en los casos graves inyectándose.
Los monstruosos casos ocurridos en Florida y Canadá en los que protagonistas devoraron a sus víctimas bajo los efectos de drogas sintéticas, parece ser la punta del iceberg de esta nueva ola de drogadicción, según la evaluación de las autoridades.
La llamada “sal de baño” es una demoledora combinación, por sus efectos, de mefredona, epinefrina-dopamina y metilona, un eufórico químico que fue elaborado inicialmente como antidepresivo.
A diferencia de la cocaína, esta droga sintética es adictiva desde la primera vez que se consume por su directo efecto sobre el cerebro que convierte al individuo en violento.
Los fabricantes de esta droga, que operan bajo apariencias legales, distribuyen el producto en las tiendas de las estaciones de gasolina en toda la nación. Para protegerse de una demanda legal el producto envuelto en una bolsa de plástico duro que lleva la “advertencia” que “no es para consumo humano” sino que debe emplearse en los baños de tina como sal estimulante.
Bajo esa apariencia está dentro del envase, otra bolsita del producto, que se comercializa en las gasolineras entre los 7,50 y 25 dólares, dependiendo de la “calidad” y la variedad de la oferta.
Los fabricantes y traficantes orientan su comercio hacia los jóvenes y drogadictos pobres. Existen testimonios de introducción gratuita a su consumo. En los estados del sur, en particular Florida, circula otra droga sintética que es similar a la marihuana, pero cuyos efectos son superiores en potencia y que ocasionan conducta en extremo agresiva.
Ante el rápido aumento en la adicción a las “sales de baño”, la DEA (Drug Enforcement Agency) puso en vigencia una prohibición de emergencia, pero cuya vigencia concluye a finales de este año. En el Congreso se estudia una prohibición que situaría a las drogas sintéticas al nivel de la heroína y metanfetaminas.
Las “sales de baño” están catalogadas como “fuera de la ley” en 38 estados, pero los fabricantes se dan modos para eludir las restricciones cambiando de nombre al producto o alterando su composición para continuar la venta en las gasolineras.
Jennifer Batson, cuyo hijo está bajo tratamiento de recuperación, ha declarado que los consumidores y vendedores de las gasolineras tienen sus códigos para la compra-venta del producto, para evadir las restricciones y prohibiciones.
La misma madre, conocedora de la tragedia de esta nueva drogadicción, informó que los adictos pueden consumir hasta diez bolsas diarias, absorviéndolas por la nariz, fumándolas, ingiriéndolas como un alimentos, y en los casos graves inyectándose.