El Modelo Minnesota nacido en Center City- Minnesota esta orientado hacia la abstinencia y basado en el programa de DOCE PASOS de Alcohólicos Anónimos, (reconocido mundialmente hace aproximadamente 60 años por su efectividad.), con un abordaje integral y multidisciplinario, lo que significa que incluye el acompañamiento de profesionales como Psiquiatra, Psicólogo, consejeros en dependencia química que colaboran en la definición del camino de la recuperación.
El Modelo MINNESOTA fue creado en los años 40 en el Hospital Estatal Willmar, en Minnesota, Estados Unidos. El Modelo inicialmente fue un programa de atención para alcoholismo, pero muy pronto se propuso también como tratamiento para el abuso y la dependencia de drogas.
Este fue adoptado ampliamente por los profesionales del alcoholismo de dicho país, y de países europeos, donde también se encuentra hoy ampliamente difundido.
Antes de la década de los cincuenta, sólo existía un período breve de desintoxicación médica y/o el ingreso a un hospital psiquiátrico como atención para el alcohólico. Además se carecía de recursos materiales, había pocos profesionales que querían trabajar y pocos estaban entrenados para ayudar a los alcohólicos.
El modelo de tratamiento surgió de la llamada “Experiencia Minnesota”. Entre 1948 y 1950 se fundaron tres centros pioneros de tratamiento de alcohólicos en el estado de Minnesota, USA (Pioneer House, Hazelden y Willmar State Hospital) que desde entonces han continuado con un trabajo clínico sistemático para desarrollar y revisar este modelo integral de atención al adicto y a su familia. Este es actualmente el modelo normativo en la práctica privada de rehabilitación de adicciones en EEUU.
La “Experiencia Minnesota” partió de conceptos nuevos y cruciales, creando una filosofía de intervención, radical, controvertida en aquella época y cuestionada como viable y practicable.
El modelo Minnesota de rehabilitación es intensivo, de corta duración, ambulatoria y se encuentra a la vanguardia en cuanto a los conocimientos actuales para tratamientos de todo tipo de enfermedades adictivas.
El modelo permite que el paciente no se desligue de su medio ambiente, así como también la pronta incorporación a sus actividades en un periodo de tiempo corto. Estas características propias del modelo son de gran beneficio, tanto para el individuo, como para su familia y la sociedad.
En la época en que el modelo se inicia, a pesar de no poder establecer una relación entre la adicción y alguna condición física o psiquiátrica, se planteó que debería haber congruencia entre considerar el alcoholismo una enfermedad y no responsabilizar a la persona de esta. La implicación, de que el enfermo no es culpable y su consecuencia terapéutica ha sido fundamental para el modelo Minnesota.
Para ellos, es fundamental trabajar primero con la adicción. Si no, se pierde la recuperación de trastornos psiquiátricos o la modificación lograda de problemas sociales y/o físicos. Y a la inversa, ayudar a alguien a aceptar y afrontar realista y honestamente la adicción y no ayudarle a manejar otros problemas vitales agobiantes, resultaría en un fracaso. Las consecuencias asociadas con la adicción se agruparon como multifacéticas, de índole físico, psicológico, social y espiritual.
El tratamiento es la intervención directa sobre el proceso primario. Esta fue la idea radicalmente nueva, sobre todo para los profesionales que aprendieron que la adicción siempre era un síntoma de alguna situación subyacente.
El Modelo
focaliza en el crecimiento espiritual, la dignidad del individuo y aboga el concepto de enfermedad sin cura, con un cuidado continuo en recuperación. Los objetivos que se proponen lograr son: recuperar al adicto, reinsertarlo en la sociedad, en lugar de encerrarlos o ignorarlos; tratarlos con dignidad y ayudarlos a recuperarse física, mental y espiritualmente.
Para el modelo el concepto de enfermedad es defendible desde la lógica y útil a nivel terapéutico. La anatomía del adicto puede ser comparada con la de las otras enfermedades “legítimas”. Además trata laquímico-dependencia como una enfermedad porque esto tiene sentido clínico: defiende eltratamiento humanitario para los adictos, mejora el acceso al tratamiento, y promueve la abstinencia. La químico-dependencia debe ser tratada como una enfermedad primaria.
El modelo pretende alcanzar dos metas a largo plazo, por un lado, la de la abstinencia total a las drogas y la segunda la de una mejor calidad de vida.
Para lograr las metas a largo plazo se trabaja con las metas a corto plazo que son, ayudar al adicto y su familia a reconocer la enfermedad y las consecuencias que esta trae. Ayudar a la persona a admitir que esta enferma y que necesita ayuda, y convencerse que podrá vivir una vida constructiva con la realidad de una enfermedad que no tiene cura. Ayudar a la persona a identificar cuales son las conductas y/o defectos que tiene que modificar para tener una mejor calidad de vida.
El núcleo del tratamiento es el cambio del estilo de vida, la recuperación se facilita con el apoyo del entorno natural que son la familia, los amigos y los grupos de autoayuda,
ya que algunos pacientes lograron ayudarse mutuamente. Informalmente, se forman subgrupos pequeños no estructurados, sin líder. Personas que no pueden ayudarse a sí mismas, a veces, si pueden ayudarse mutuamente
Los doce pasos de Alcohólicos Anónimos son:
Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
Llegamos al convencimiento de que un Poder Superior podría devolvernos el sano juicio.
Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.
Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestros defectos.
Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de todos estos defectos de carácter.
Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.
Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.
Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.
Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos
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